A los 84 años, el odontólogo que el 15 de noviembre de 1992 asesinó a escopetazos a su esposa, su suegra y sus dos hijas falleció en un geriátrico por causas naturales.
El cuádruple femicida platense Ricardo Barreda murió este lunes 25 de mayo en el geriátrico Del Rosario, ubicado en el partido bonaerense de Jocé C. Paz, donde se encontraba alojado desde noviembre del año pasado, tras ser echado de la pensión donde vivía.
Fuentes policiales confirmaron a C5N que Barreda murió "por causas naturales". Los últimos reportes del femicida indicaban que se encontraba en un estado muy desmejorado, con alucinaciones, pérdida de la memoria y delirios.
Barreda mató a escopetazos el 15 de noviembre de 1992, en su casona de calle 48 entre 11 y 12 de La Plata, a su esposa Gladys Margarita Mc Donald (57), su suegra Elena Arreche (86) y sus hijas Celina (26) y Adriana (24).
El odontólogo primero negó la acusación del cuádruple crimen e intentó hacer pasar el hecho como un robo a su casa, pero finalmente confesó, y en 1995 fue condenado a reclusión perpetua por triple homicidio calificado y un homicidio simple.
Según contó él mismo en el juicio, los homicidios fueron una reacción suya a los maltratos y humillaciones que recibía de todas ellas.
"Lo siento por mi hija más chica, que fue a la que menos le di y de quien más recibí", declaró en aquel debate oral que terminó con él en la cárcel, donde con los años se dedicó a estudiar Derecho.
Recién en mayo de 2008 Barreda abandonó la Unidad Penal 9 de La Plata al ser beneficiado con un arresto domiciliario y se fue vivir con su nueva pareja, Berta "Pochi" André, quien murió en julio de 2015 como consecuencia del deterioro de su salud a raíz de graves problemas neurológicos.
En diciembre de ese mismo año, y luego de varias idas y vueltas judiciales, Barreda recibió la libertad condicional, mientras que en mayo de 2016 se declaró "extinguida la pena impuesta" y se hicieron "cesar las accesorias legales impuestas".
A partir de esta resolución, Barreda quedó en plena libertad y ya no tuvo que ser controlado por la Justicia.