Se trata del padre Javier Olivera Ravasi, hijo de un militar condenado, que habría alentado la realización del encuentro en el penal de Ezeiza.

Mientras continúa la investigación judicial de la visita de seis diputados libertarios a represores en la cárcel de Ezeiza, entre cuyos gestores aparece el sacerdote Javier Olivera Ravasi, la iglesia decidió apartar al cura.

El sacerdote fue echado de la Diócesis de Zárate-Campana, con el argumento de las “numerosas quejas fundadas por sus expresiones y actitudes que se oponían al testimonio cristiano”. La sanción se tomó luego de que la propia Conferencia Episcopal emitió un comunicado tomando distancia de las gestiones que hizo el cura y de fuertes gestos del papa Francisco que recibió a víctimas de la última dictadura militar.

 “Dado que en reiteradas ocasiones se recibieron en este Obispado numerosas quejas fundadas por sus expresiones y actitudes, que se oponían al testimonio cristiano -máxime proviniendo de un sacerdote-, se le pidió un cambio de actitud y comportamiento en su proceder. Al no observarse hasta el presente el cambio requerido en su actitud, y teniendo en cuenta que el mencionado sacerdote no pertenece a esta Diócesis de Zárate-Campana así como por el bien de la comunidad diocesana, hechas las consultas pertinentes, se le ha comunicado que en adelante no tiene autorización para residir en esta Diócesis”, informó en un comunicado.

Quién es el padre Javier Olivera Ravasi

El sacerdote Olivera Ravasi tiene 47 años y es hijo del mayor Jorge Antonio Olivera, quien cumple prisión domiciliaria por su participación en delitos de lesa humanidad y permaneció prófugo durante cuatro años tras fugarse en 2017 del Hospital Militar Central, del barrio de Palermo.

Según trascendió, el cura habría alentado el acercamiento de los legisladores con los represores encarcelados, entre los que se contaban los exmarinos Alfredo Astiz, Antonio Pernías y Adolfo Donda, el exagente de inteligencia Raúl Guglielminetti y Carlos Guillermo Suparez Mason (h.), cuyo padre fue símbolo de la represión militar.

Además tiene una tiene una fundación llamada San Elías, una asociación civil constituida en 2016 para “predicar la verdad católica con honestidad evangélica”, a través de obras apostólicas y la formación de comunidades cristianas. Con el lema “Que no te la cuenten”, promueve una “cruzada de la contrarrevolución cultural y espiritual”.

Olivera Ravasi tiene una activa participación en las redes sociales y cuenta con 80.000 seguidores en su cuenta de X. Tiene a su cargo una capilla en el barrio privado San Benito, en Ingeniero Maschwitz, en un desarrollo inmobiliario del empresario Jorge O’Reilly, a quien siempre se vinculó con sectores conservadores de la Iglesia argentina.

Semanas después de la polémica reunión en la cárcel de Ezeiza, el papa Francisco recibió durante más de una hora a Anita Fernández, hija de Ana María Careaga,quien estuvo secuestrada cuando estaba embarazada. Es, además, nieta de Esther Balestrino de Careaga, víctima de los “vuelos de la muerte”, luego de su desaparición, tras la infiltración de Astiz en el grupo de madres que se reunía en la Iglesia de la Santa Cruz.

El encuentro de Francisco con la nieta de Balestrino de Careaga, a quien Jorge Bergoglio había conocido en su juventud, fue interpretado como un “gesto de acompañamiento” del Papa a las familias de los desaparecidos, tras la señal de acercamiento de los diputados libertarios con los represores.