El vicegobernador de la provincia de Jujuy, Carlos Haquim recibió de parte del señor Edgardo Manuel Gil, en calidad de donación, la espada con vaina metálica y una gorra militar

de paño azul que perteneciera al coronel Manuel Álvarez Prado, importante héroe gaucho y guerrero en la lucha por la Independencia del país. Estos elementos históricos quedarán en propiedad y resguardo por parte de la Legislatura de Jujuy.

La entrega formal se llevó adelante en una ceremonia muy sencilla y emotiva en el despacho de Presidencia de la Cámara de Diputados, donde el vicegobernador agradeció la voluntad y confianza para poner a custodia estas reliquias que forman parte de la historia de la Provincia. Las mismas fueron exhibidas en la década de 1960 en el Museo Histórico Provincial Juan Galo Lavalle.  

Para brindar contexto y autenticidad, el escrito notarial señala que, el señor Edgardo Manuel Gil (descendiente directo del coronel Álvarez Prado), poseía estos elementos como parte de una herencia familiar, que lo recibió de parte de su padre, quien a su vez lo heredó a partir donaciones familiares que tienen su inicio en la hija del héroe jujeño, la Sra. María Benita Álvarez Prado de Heredia.

El coronel Manuel Álvarez Prado, nació en Tilcara el 3 de octubre de 1785. Desde muy joven abrazó la causa de la independencia de nuestro país, participó en distintas batallas y fue un férreo defensor de la quebrada de Humahuaca ante el avance realista. Su rol en el éxodo jujeño fue decisivo para el cumplimiento del Bando del General Manuel Belgrano, ya que el enemigo encontró desierta esa región de la provincia, “había arreado los ganados, enterrados o destruidos los útiles de labranza y las cementeras arrasadas”, describe la crónica de la historia.  

Otro pasaje de la historia lo describe como un jujeño convencido de la causa libertadora, ejecutando acciones militares de hostigamiento al enemigo, interceptando comunicaciones, promoviendo acciones nocturnas contra los campamentos, desbaratando todos los planes de los invasores. Al tal punto que el General Pedro Antonio de Olañeta, al invadir la quebrada de Humahuaca trata de sobornarlo, pero “lo rechaza con altivez”.  

 El héroe jujeño falleció en Tilcara el 29 de abril de 1836. Sus restos descansan en el baptisterio de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario de esa ciudad.