Sin embargo, más de la mitad de los afectados eligen sufrir en silencio, lo que dificulta su capacidad para buscar ayuda y acceder a tratamientos efectivos, teniendo un efecto devastador en la vida diaria de las personas que la padecen. “Esto puede traer complicaciones que van directamente de la mano de la afección de la calidad de vida del paciente, llevándolo a cambiar hábitos de vestimenta o asilarse socialmente, afectando la vida laboral y productiva, y hasta generar un mapa de baños disponibles ante salidas” explica el Doctor Héctor Soderini, presidente de la Asociación de Uroginecologia (UGA)
Otros de los desafíos que enfrentan los pacientes son: depresión, ansiedad y aislamiento social y puede aumentar el riesgo de infecciones del tracto urinario.
Además, los gastos asociados con el manejo de la incontinencia, como productos de higiene y atención médica, pueden ser una carga financiera. Una vida plena es posible. La incontinencia es una condición tratable. Con el diagnóstico y la evaluación de la historia clínica del paciente, acompañada de un examen físico, se pueden determinar los diferentes abordajes de tratamiento para corregir y mejorar la calidad de vida.
“Los tratamientos van a depender del tipo de incontinencia, el abanico es amplio. Por ejemplo, para la incontinencia de esfuerzo se puede realizar kinesiología o tratamientos quirúrgicos. Mientras que para la vejiga hiperactiva hay tratamientos farmacológicos, kinesiología, botox vesical o neuromodulación sacra. Siempre acompañados de medidas conductuales, alimentarías y la adecuada ingesta liquida” comenta el Doctor Soderini. “Además, para la vejiga hiperactiva, es recomendado un enfoque de atención escalonado, que avance desde las acciones menos invasivas
como modificación del comportamiento, kinesiología de piso pélvico y demás a las más invasivas, como cirugías, en caso de no responder a los tratamientos de primera línea” Opciones de tratamiento:
Modificaciones conductuales: cambios simples en el estilo de vida, como el entrenamiento vesical, ajustes en la dieta y ejercicios del suelo pélvico, pueden mejorar significativamente los síntomas.
Terapia farmacológica: los medicamentos pueden abordar tipos específicos de incontinencia, como el síndrome de vejiga hiperactiva.
Neuromodulación sacra: esta innovadora terapia utiliza estimulación eléctrica leve para restaurar la función normal de la vejiga. Ofrece una solución prometedora para pacientes que no han respondido a otros tratamientos.
Procedimientos quirúrgicos: este tratamiento es el más recomendado para la incontinencia de orina de esfuerzo, ya que tiene los mejores resultados. Aproximadamente más de 90% de tasas de curación. Las cirugías disponibles son los slings medio uretrales retro púbicos y transobturadores.
La incontinencia urinaria no es una condición que deba aceptarse como parte inevitable de la vida. Al comprender la condición, explorar las opciones de tratamiento y romper el silencio, las personas pueden recuperar el control y mejorar significativamente su calidad de vida. Recuerda, buscar ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad.